Martes, una del mediodía, sentada en su sillón y leyendo el periódico como todos los días se encuentra la protagonista de esta pequeña historia. En su cara se refleja el paso de los años, muchas vivencias y mucho trabajo, aunque como ella suele decir “tengo 15 años cumplidos” porque la edad para ella es solo una actitud.
Ella, al contrario que muchas mujeres de su época, tuvo la oportunidad de estudiar y convertirse en maestra. Podríamos decir que esto en aquel entonces era un arma de doble filo para las mujeres ya que a diferencia del hombre debía compaginar su profesión con las labores del hogar.
Sus días, podrían tener perfectamente 40 horas y aún así, siempre estaría ocupada con alguna de sus tareas: además de maestra en la escuela, daba clases particulares, criaba a sus hijos con todo lo que eso implicaba, teniendo que cocinar, tejer, cuidar de la casa…
Su trabajo como maestra, la llevó a lidiar con muchas dificultades, empezando por las comunicaciones y terminando por la precariedad de escuelas en las que tuvo que trabajar. En uno de sus destinos y seguramente no el único en el que se viviera una situación similar, la única escuela que había, estaba reservada para los niños, por lo que, gracias a la generosidad de una familia, se improvisó un aula en el sótano de una casa particular, donde muchas niñas aprendieron a leer y a escribir, conservando a día de hoy una hermosa caligrafía.
Cuando se jubiló como maestra, se volcó en mantener su casa como si fuera una pensión de cinco estrellas, donde todos los días te espera algo rico para comer o simplemente un lugar donde sentirte como en casa.
También empezó a tener más tiempo para ella y pudo disfrutar de viajes, excursiones y de todos aquellos pequeños placeres de la vida, a los que inconscientemente había tenido que renunciar, viviendo así, su segunda juventud, la de los quince cumplidos.
Esta historia es la historia de muchas mujeres, mujeres que como mi abuela, sin saberlo, dieron un paso hacia la igualdad entre géneros y nos dejan en herencia toda su sabiduría y fortaleza para seguir haciendo camino juntas.